TRATAMIENTOS PARA LAS ALERGIAS

1- INMUNOTERAPIA

Cuando se presenta una patología alérgica, es esencial determinar qué alergeno es el responsable y tomar medidas para evitar el contacto con él. Para ello, se debe realizar una investigación exhaustiva sobre los hábitos diarios, el entorno laboral, la dieta, los lugares que frecuenta el paciente y la ubicación de las lesiones cutáneas en los casos en que estas estén presentes. Este análisis puede proporcionar información importante para identificar el agente causal de la alergia y, por lo tanto, evitar su exposición en el futuro.

Una vez identificado el alergeno causante de la patología alérgica, es importante suprimir su contacto, lo que puede requerir cambios en los hábitos y actividades del paciente. Si esto no es factible, se pueden utilizar barreras físicas, como guantes o mascarillas, y someterse a técnicas de inmunoterapia o hiposensibilización.

La hiposensibilización implica la administración subcutánea gradual del alergeno a dosis crecientes con el objetivo de disminuir o cesar los signos y síntomas de la reacción alérgica. La dosificación inicial es baja, y se administra una o dos veces por semana, aumentando gradualmente cada una o dos semanas hasta alcanzar la concentración máxima tolerada por el paciente, que es única y depende de su sensibilidad al alergeno. El alerlogo prescribe vacunas especificas para cada paciente.

Después de alcanzar la dosis de mantenimiento en la terapia de inmunoterapia, las inyecciones del alergeno se van reduciendo gradualmente en el tiempo. Generalmente, se administra un inyectable cada 4 a 6 semanas durante todo el año, ya que se ha demostrado que esta pauta es más efectiva que el tratamiento preestacional o coestacional en las alergias estacionales.

Mediante la inmunoterapia, se logra un aumento en la cantidad de anticuerpos IgG (inmunoglobulinas que neutralizan el antígeno) y, en un principio, también en las IgE circulantes. Sin embargo, con el tiempo, estas últimas disminuyen y llegan a concentraciones más bajas que las previas al inicio del tratamiento.

2. TRATAMIENTO FARMACOLOGICO

El tratamiento sintomático de las alergias se realiza con fármacos ANTIHISTAMINICOS, que se dividen en antihistamínicos clásicos o antagonistas H1.

La histamina es un mediador presente en diferentes tejidos del cuerpo humano, siendo más abundante en pulmones, piel y mucosa gastrointestinal. Su liberación se produce principalmente por la ruptura de los gránulos intracelulares de los mastocitos, y sus efectos forman parte de los mecanismos de defensa del organismo. Sin embargo, cuando se produce una respuesta alérgica desproporcionada, los fármacos antihistamínicos H1 son eficaces para contrarrestarla al bloquear el receptor de histamina y evitar su acción.

Podemos dividir los antagonistas de los receptores H1 en dos grupos principales: los antihistamínicos clásicos o sedantes, y los antihistamínicos de segunda generación o no sedantes.

Las etanolaminas, que pertenecen al grupo de los antihistamínicos clásicos, tienden a producir intensa sedación y somnolencia, pero poseen una baja incidencia de trastornos gastrointestinales.

a) Antihistamínicos clásicos o sedantes

La eficacia terapéutica de esta clase de fármacos es prácticamente idéntica, y cualquier pequeña diferencia puede ser corregida mediante la modificación de la dosis. Sin embargo, la disparidad entre ellos se encuentra en el tipo y la intensidad de los efectos secundarios inherentes a este grupo farmacológico.

En términos generales, estos fármacos son bien absorbidos cuando se administran por vía oral o rectal, aunque su biodisponibilidad suele ser menor al 50% debido al efecto de primer paso. Los efectos terapéuticos suelen comenzar a manifestarse en los primeros quince a treinta minutos después de la administración, alcanzando su máxima intensidad alrededor de una hora después.

La duración de la acción suele ser de tres a seis horas, aunque puede ser más prolongada si el compuesto tiene metabolitos activos. El metabolismo de estos fármacos ocurre principalmente en el hígado y se eliminan a través de la orina. Sin embargo, muchos de ellos pueden pasar a la leche materna, por lo que no se recomiendan para madres lactantes. Además, pueden atravesar tanto la barrera hematoencefálica como la placentaria.

En ciertos casos, cuando se trata a un paciente pediátrico, la dosificación del fármaco deberá ser ajustada y administrada con mayor frecuencia, ya que en los niños la vida media del fármaco es más corta que en los adultos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que en estos casos pueden surgir síntomas excitatorios como efecto secundario del tratamiento.

Los fármacos antihistamínicos pueden provocar numerosos efectos secundarios que se presentan con elevada frecuencia y cuyas manifestaciones clínicas dependerán de la sensibilidad individual del paciente y del grupo químico al que pertenece el fármaco. Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran aquellos derivados de la depresión del sistema nervioso central y del bloqueo colinérgico, tales como la somnolencia, sopor, cansancio, debilidad, dificultad en la coordinación de pensamientos, ataxia, hiporreflexia, acúfenos, vértigos, visión borrosa, dilatación de las pupilas, sequedad de boca, náuseas, trastornos gastrointestinales, entre otros.

En algunos casos, el efecto sedante puede ser tan intenso que provoque la incapacidad para conducir vehículos o realizar actividades peligrosas que requieran atención mental. Es importante tener en cuenta que estos efectos pueden ser más intensos en pacientes sensibles o en aquellos que reciben dosis elevadas del fármaco.

Antihistamínicos de segunda generación o no sedantes:

  • Este grupo de antihistamínicos está compuesto por principios activos sintetizados que tienen una mayor selectividad a los receptores H1 y la capacidad de no atravesar la barrera hematoencefálica o hacerlo muy escasamente.
  • La acción sedante y anticolinérgica central que se encuentra en el grupo anterior se elimina con este grupo.
  • Los antihistamínicos de segunda generación tienen una sola administración al día y su acción dura de 12 a 24 horas.
  • Las dosis necesarias para obtener buenos resultados terapéuticos son menores que en los fármacos anteriores, disminuyendo la capacidad de producir efectos secundarios.
  • Según su estructura química, podemos diferenciar dos grupos: piperazinas y piperidinas.

Piperazinas

Este grupo de fármacos tiene como representante a la cetirizina. Acción de la cetirizina

  • Carece casi de acción sedante.
  • Además de su acción bloqueadora H1, inhibe la liberación de histamina durante la respuesta de hipersensibilidad.
  • El efecto antiH1 de este fármaco es rápido y presenta una duración adecuada para tratar indicaciones tales como la rinitis estacional, asma polínica, urticarias, etc.

Efectos secundarios

  • No presenta efectos secundarios relevantes ni específicos.
  • Tampoco se han detectado efectos tóxicos.

Piperidinas:

Este grupo de antihistamínicos está compuesto por diversos principios activos altamente selectivos para los receptores H1, especialmente los periféricos. A continuación, se describen las propiedades más características de sus representantes:

  • Astemizol:
    • Es el bloqueador H1 más potente de este grupo.
    • Presenta una farmacocinética diferente, con una vida media de 9 días.
    • Casi no atraviesa la barrera hematoencefálica, por lo que está exento de efectos secundarios sedantes y anticolinérgicos.
  • Azelastina:
    • Es el único antagonista H1 con acción sistémica y local.
    • Posee una vida media larga (25-35 horas).
    • Puede provocar efectos secundarios indeseables como sensación de quemazón nasal y sabor amargo.
    • También está disponible en forma de solución oftálmica para el tratamiento y prevención de la conjuntivitis alérgica.
  • Ebastina:
    • Es útil en el tratamiento de alergias estacionales.
    • Su acción alcanza su máximo efecto al cabo de 1-3 horas tras su administración.
    • Su prescripción no está especialmente indicada para el tratamiento de casos agudos.
    • Puede presentar somnolencia, sobre todo cuando se inicia el tratamiento.
  • Loratadina:
    • Es casi desprovista de efectos anticolinérgicos y sedantes.
    • Puede provocar cuadros de somnolencia, fatiga, sedación, etc. de forma excepcional.
    • Es útil en el tratamiento de casos agudos por presentar un inicio rápido de la acción.
  • Terfenadina:
    • Es adecuada para tratar crisis agudas.
    • Su vida media es de 4,5 horas.
    • Es el primer bloqueador H1 que no atraviesa la barrera hematoencefálica y, por consiguiente, carece por completo de acción sedante.

Estos son los principales medicamentos que pertenecen al grupo, disponibles en el mercado de manera individual o en combinación con analgésicos y simpaticomiméticos, para tratar los síntomas de la gripe y los resfriados.

Además, hay otros principios activos que actúan en diferentes etapas de la respuesta alérgica, que se describen a continuación:

Cromoglicato disódico:

  • Es un inhibidor de la degranulación mastocitaria.
  • Su modo de acción no está completamente establecido.
  • Puede actuar estabilizando la membrana del mastocito o formando complejos con los iones calcio bloqueando el canal de entrada.
  • Presenta acción preventiva, no terapéutica, y es especialmente útil antes de la liberación de histamina.
  • Tiene una acción local en tejido pulmonar (vía inhalatoria), pero no en piel.

Otros fármacos inhibidores de la liberación de histamina:

  • Ketotifeno, azatidina, mequitazina, cetirizina y azclastina.
  • Todos ellos tienen una potente acción antihistamínica H1.

Tritoqualina:

  • Es un fármaco que inhibe la síntesis de histamina.
  • Tiene un efecto preventivo si se administra antes de la exposición al alérgeno.
  • Actúa inhibiendo la histidin-decarboxilasa, una enzima que interviene en la biosíntesis de la histamina.
  • El efecto antialérgico que produce es parcial, ya que esta enzima no es limitante de la reacción.

Otros agentes para aliviar síntomas dérmicos:

  • Los corticoides, agentes desinfectantes y secantes, emolientes y agentes refrescantes como el mentol y el alcanfor, son otros agentes que pueden ayudar a aliviar la sintomatología derivada de efectos alérgicos dérmicos.
  • También hay descongestionantes para aliviar el entaponamiento nasal y bronquial en procesos de asma

A nivel de farmacia, dependiendo ante que tipo de proceso alérgico estemos podemos recomendar diferentes medicamentos que no precisan receta médica.

Puedes consultar tu caso para asesorarte de forma personalizada en Farmadirecto24, tenemos atención continuada todos los días del año.

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