ALIMENTACIÓN Y AUTISMO

En este artículo hablaremos de cómo la dieta puede influir en la calidad de vida de los pacientes con autismo, qué alimentos son beneficiosos y cuáles se debe evitar y, sobre todo, qué hay que saber acerca de la alimentación de estas personas para no menoscabar su desarrollo físico y psíquico.

Introducción

El autismo afecta hoy en día a un 1% de la población. Por otra parte, en los últimos 20 años la prevalencia ha aumentado hasta 10 veces. Esto se puede deber a que la definición de autismo se ha vuelto más laxa, a que hay mucha más información y capacitación para su detección o a que, realmente, se está produciendo dicho incremento.

Los trastornos del espectro autista se corresponden con una serie de comportamientos típicos como: movimientos repetitivos, dificultades para las relaciones sociales y una comunicación verbal y emocional alteradas.

Aunque las afecciones que sufren las personas con esta condición son de diferente índole, existen estudios que indican que hasta un 70% de estas personas sufren trastornos gastrointestinales.[1] Estos trastornos influyen directamente sobre el bienestar psicológico ya que pueden agravar las manifestaciones neurológicas propias de esta patología.[2]

Teniendo esto en cuenta, nos parece imprescindible realizar una extensa revisión de la bibliografía para poder discernir ¿qué no debe comer un niño con autismo?, ¿qué se le da de comer a un niño con autismo? o ¿cómo influye la alimentación en el autismo?, en resumidas cuentas, ¿cómo se puede manejar la alimentación de una persona autista para que ésta le retribuya el mayor beneficio posible mejorando su salud intestinal y su estado neurológico?

A continuación, mostraremos algunas pautas basadas en la evidencia científica para tratar de dar respuesta a estas, a priori, sencillas preguntas.

Dietas restrictivas en autismo, ¿beneficio o perjuicio?

Cuando hablamos de dieta restrictiva no nos referimos a eliminar alimentos de la dieta, sino a eliminar componentes de la dieta. Estos componentes conflictivos responsables de muchas respuestas alérgicas son el gluten y la caseína.

El término gluten hace referencia al conjunto de proteínas presentes en cereales como el trigo (proteína gliadina y glutenina), la cebada (hordeínas) y el centeno (secalinas). Estos tres cereales tienen un origen evolutivo común, de ahí que los tres contengan gluten.

Por su parte, la caseína es una proteína que se encuentra en la leche de vaca.

Tanto el gluten como la caseína son proteínas de difícil digestión y altamente inmunógenas. Esta capacidad de desarrollar una respuesta inflamatoria se debe a que en la mala digestión de estas proteínas se producen una serie de exorfinas que actuando como antígenos desencadenan una respuesta inmune en el colon. Además, las exorfinas pueden pasar al torrente sanguíneo por lo que están directamente relacionadas con la aparición de manifestaciones neurológicas en los individuos con trastornos del espectro autista (TEA).[3]

Por otra parte, se han encontrado evidencias de que al introducir estas proteínas en la alimentación de pacientes con TEA, que seguían una dieta libre de gluten y caseína, aumentó la severidad y la frecuencia de los trastornos gastrointestinales[4].

Teniendo en cuenta estas premisas, es plausible indicar o recomendar una dieta restrictiva en estos componentes ya que se ha observado que tras implementar las dietas de los pacientes con TEA disminuyó la prevalencia de diarrea, malabsorción, dolor abdominal y estreñimiento.

A pesar de lo positivo que puede resultar realizar una dieta libre de gluten y caseína, es muy importante contar con la indicación profesional de un nutricionista, médico o farmacéutico; para no incurrir en el error de restringir alimentos que puedan contener estas proteínas menoscabando la nutrición de los pacientes con TEA. Hoy en día existen multitud de alimentos modificados que no contienen estas proteínas pero sí el resto de componentes beneficiosos propios de los lácteos y los cereales por ello recomendamos que este tipo de dietas restrictivas sean tuteladas por un entorno clínico.

El aporte de calcio principalmente en la dieta mediterránea procede de los lácteos, si se suprimen los lácteos, hay que buscar otras fuentes de calcio para cubrir los requerimientos nutricionales en cada edad.

La microbiota, una gran aliada y una gran enemiga para el TEA

Bajo la premisa de que un individuo con TEA sufrirá peores manifestaciones neurológicas cuanto más trastornos gastrointestinales presente, se hace imprescindible abordar el campo de los pro y prebióticos como elementos indispensables para una buena salud gastrointestinal que mejore o que disminuya las manifestaciones neurológicas que sufren estos pacientes.

Las personas con autismo tienden a llevar una alimentación selectiva, esto repercute directamente en la composición de su microbiota. Las personas con TEA cuentan con una microbiota menos diversa[5], con más presencia de bacterias patógenas y menos concentrada en bacterias beneficiosas como las bifidobacterias[6].

En este sentido, en los niños con TEA se han encontrado poblaciones más numerosas de bacterias perjudiciales. Entre las más destacadas encontramos a bacterias de los géneros Clostridium y Desulfovibrio. La presencia de estos microorganismos en el intestino conlleva una excesiva presencia de factores microbianos perjudiciales como los LPS (lipopolisacáridos), toxinas proinflamatorias y mayor producción de sulfuro de sulfuro de hidrógeno.

Unido a esto, encontramos que en el intestino de las personas con desórdenes de la microbiota existe menos cantidad de moco colónico y la pared entérica se encuentra por lo general más irritada debido a los procesos inflamatorios desencadenados por las bacterias perjudiciales. Esto redunda en intestino mucho más permeable a las toxinas o a los LPS bacterianos entre otros.

Comprobamos por tanto que, en el intestino de una persona con TEA confluyen una mayor producción de toxinas y una mucosa entérica mucho más permeable, lo que se traduce en un empeoramiento de las manifestaciones neurológicas ya que las toxinas viajan por el torrente sanguíneo hasta el cerebro.[7][8]

Para determinar los beneficios de una dieta suplementada con probióticos, Shaaban y cols. suplementaron durante 12 semanas con Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus rhamnosus y Bifidobacteria longum a niños con TEA consiguiendo mayor presencia de UFC (unidades formadoras de colonias) de bacterias beneficiosas[9]. Otros estudios demostraron también que la suplementación con bacterias benéficas redujo la presencia de bacterias perjudiciales en las muestras fecales pasadas 16 semanas[10].

A colación de lo anterior, comentaremos que, en varios de los estudios realizados con este tipo de suplementos se consiguió reducir los eventos de estreñimiento, diarrea, dolor abdominal o dolor al evacuar. Esto se fundamenta en que los probióticos aumentan la producción de moco colónico, compiten con las bacterias perjudiciales y mejoran la tolerancia inmunológica de los alimentos. Por lo tanto, con los probióticos conseguimos mejorar la conducta de los pacientes con TEA ya que disminuyen los problemas gastrointestinales y además impiden que las toxinas y sustancias perjudiciales provenientes de los microorganismos patógenos lleguen al cerebro.

La Malena de León es un hongo medicinal que se ha observado que tiene grandes beneficios a nivel intestinal y cognitivo por lo que se recomienda en niños y adultos con TEA.

Suplementos alimenticios efectivos para mejorar la conducta de los pacientes con TEA

Además de las estrategias dietéticas comentadas, existe la posibilidad de suplementar la alimentación de los pacientes con TEA con suplementos a base de ácidos grasos omega 3, vitaminas (B6, B9, B12, C) [11].

            Ácidos Omega 3

         Aunque son de sobra conocidos los beneficios sobre la salud cardiovascular proporcionados por la ingesta del ácido eicosapentanoico (ECA) y docosahexanoico (DHA) presentes en pescados azules, frutos secos, aguacate, semillas de chía, entre otros, los ácidos omega 3 son capaces de reducir la inflamación que acompaña a algunas patologías crónicas y que también influye sobre la fisiopatología del autismo.

         Actualmente, la importancia de una suplementación idónea con este tipo de nutrientes radica más en la alimentación de la madre durante el tercer trimestre de embarazo que en la suplementación de los pacientes con TEA, ya que el ECA y el DHA tienen importantes funciones sobre el desarrollo cognitivo y neuronal del feto.

         Vitamina B6 B9 y B12

         La suplementación con estas vitaminas es muy importante ya que se han encontrado carencias de todas ellas en los pacientes con TEA.

El déficit se debe a la malabsorción intestinal existente en estos pacientes (como ya hemos visto anteriormente) y a la dieta selectiva que siguen muchos de ellos.

La vitamina B6 es imprescindible en la síntesis de neurotransmisores como la serotonina, el ácido aminobutírico, dopamina, noradrenalina y epinefrina.  Estos neurotransmisores son esenciales para el correcto funcionamiento neurológico y en los pacientes con TEA se produce una síntesis bioquímica anormal de todos ellos.

La B12 por su parte es importante para regenerar la vaina de mielina que recubre la médula espinal la cual es necesaria para reducir los efectos del TEA.

Por último, la B9 es imprescindible para el desarrollo del tubo neural en el feto y también se han encontrado bajos niveles de esta vitamina en el líquido cefalorraquídeo de los individuos con TEA.

         Vitamina C

         La vitamina C gracias reduce los radicales libres y el estrés oxidativo gracias a su poder antioxidante. Además, es capaz de regenerar a otras sustancias antioxidantes como la vitamina E.

         Esta importante capacidad redunda en una mejora de la salud general de cualquier persona pero, sobre todo, en las personas con TEA, en las que existe una mayor concentraciones de radicales libres.

         Como demostraron Pangrazzi, et al. 2020, el uso de vitamina C mejoró el comportamiento sensorial y motor de los individuos participantes en el estudio[12]

Para concluir

Tras realizar esta revisión de las estrategias dietéticas para mejorar la función cognitiva, intestinal y motora de los individuos con TEA; encontramos que hay multitud de nutrientes que reportan beneficios contrastados en la mayoría de los estudios realizados pero, de igual forma, apuntaremos que es necesaria la realización de estudios más representativos para llegar a determinar lo beneficioso de la inclusión en la dieta de estos suplementos, o de la restricción de ciertos nutrientes que pueden llegar a ser perjudiciales.

No obstante si el niño o adulto se encuentra mal y tiene muchos problemas digestivos, se debe trabajar el eje intestino-cerebro tratando de equilibrar la microbiota intestinal y valorar si con una dieta exenta de gluten y caseína mejora.

De igual forma, como en este tipo de pacientes es muy importante trabajar el eje intestino cerebro, encontrando un equilibrio en la microbiota intestinal que favorezca la digestión y a la vez un equilibrio emocional, mayor concentración y menor impulsividad en su conducta , se ve muy conveniente  una primera etapa tomando Mico Digest, en adoloescentes y adultos. El Mico Digest es un preparado a base de 9 hongos medicinales, predominando el  Hericeus Erinaceus que es la Malena de León junto a Gonaderma Ludicum que es Reishi, la combinación de ambos hongos es una fórmula muy adecuada para alcanzar regular la parte cognitiva, disminuir el nerviosismo que suelen presentar, a la vez que regular la parte intestinal, además este preparado contiene más hongos medicinales y el conjunto de todos ellos da un adecuado aporte nutricional en vitaminas y en minerales, a la vez que contiene cápsulas de probióticos. Es por este motivo que en una fase inicial personalmente recomiendo estar un mínimo de 3 meses tomando Mico Digest porque en un solo preparado obtenemos todo lo que un paciente autista puede precisar para estabilizarse y observar una mejoría.

Para niños, menores a 12 años con TEA , es muy recomendable el jarabe Dr.GB combinado con probióticos. Los hongos medicinales son ricos en ácidos grasos poliinsaturados por lo que habría que evaluar si se observa mejoría añadiendo a esta propuesta un aporte extra de omegas o como observo simplemente tomando estos productos a base de hongos medicinales es suficiente y una forma sencilla.


Fuentes:

[1] Holingue C, Newill C, Lee L, Pasricha PJ, Daniele Fallin M. Gastrointestinal symptoms in autism spectrum disorder: A review of the literature on ascertainment and prevalence. Autism Res 2017;11:24-36. DOI: 10.1002/aur.1854

[2] Kang D, Adams JB, Co DM, Pollard EL, Maldonado J, Mcdonough-Means S, et al. Long-term benefit of Microbiota Transfer Therapy on autism symptoms and gut microbiota. Sci Rep 2019;9(5821):1-9. DOI: 10.1038/s41598-019-42183-0 

[3] . Elder J, Kreider C, Schaefer N, DeLaosa M. A review of gluten- and casein-free

diets for treatment of autism: 2005 – 2015. Nutr Diet Suppl 2015;(352):87.

DOI: 10.3389/fnhum.2012.00344/abstract

[4] Pusponegoro HD, Ismael S, Firmansyah A, Sastroasmoro S, Vandenplas Y. Gluten and casein supplementation does not increase symptoms in children with autism spectrum disorder. Acta Pædiatrica 2015;104(11):500-5. DOI: 10.1111/apa.13108

[5] Niu M, Li Q, Zhang J, Wen F, Dang W, Duan G. Characterization of Intestinal Microbiota and Probiotics Treatment in Children With Autism Spectrum Disorders in China. Front Neurol 2019;10:1084. DOI: 10.3389/fneur.2019.01084

[6] . Shaaban SY, El Gendy YG, Mehanna NS, El-Senousy WM, El-Feki HSA, Saad K, et al. The role of probiotics in children with autism spectrum disorder: A prospective, open-label study. Nutr Neurosci 2017;0(0):1-6. DOI: 10.1080/1028415X.2017.1347746

[7] Fulceri F, Morelli M, Santocchi E, Cena H, Del Bianco T, Narzisi A, et al. Gastrointestinal symptoms and behavioral problems in preschoolers with Autism Spectrum Disorder. Dig Liver Dis. 2016;48(3):248-54. 48(3):248-54. DOI: 10.1016/j.dld.2015.11.026

[8] Dinan T, Cryan J. Gut microbiota: a missing link in psychiatry. World Psychiatry. 2020; 19(1):111-112. DOI: 10.1002/wps.20726.

[9] Shaaban SY, El Gendy YG, Mehanna NS, El-Senousy WM, El-Feki HSA, Saad K, et al. The role of probiotics in children with autism spectrum disorder: A prospective, open-label study. Nutr Neurosci 2017;0(0):1-6. DOI: 10.1080/1028415X.2017.1347746

[10] Tomova A, Reinhard R, van Waesberghe JHTM, van den Tol P, Bakker FC, van den Bos ICP. Gastrointestinal microbiota in children with autism in Slovakia. Physiol Behav J 2015;138:179-87. DOI: 10.1016/j.physbeh.2014.10.033

[11] Kawicka A, Regulska-llow B. How nutritional status, diet and dietary supplements can affect autism. A review. Rocz Panstw ZaklHig. [Internet] 2013 [citado 24 Mar 2019]: 64 (1): 1-12.

[12] Pangrazzi L, Balasco L, Bozzi Y. Oxidative Stress and Immune System Dysfunction in Autism Spectrum Disorders. Int J Mol Sci. 2020 May 6;21(9):3293. DOI: 10.3390/ijms21093293.

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